jueves, 11 de septiembre de 2014

Un Bambú Rojo para escandalizar gente





Su Dongpo (蘇東坡, 1037–1101) es uno de los artistas más queridos de la historia china. Su nombre de familia era Su Shi () y vivió durante la Dinastía Song, una época de florecimiento cultural y artístico. Su Dongpo fue un genio de variados intereses, lo que en Occidente llamamos un “Hombre Renacentista” a lo Da Vinci:  pintor y calígrafo, poeta, ensayista y pensador, oficial de gobierno de habilidad excepcional, farmacólogo y hasta inventor de un platillo que se come hasta hoy en China y lleva su nombre: la “Carne de Su Dongpo” (东坡肉 , Dongpo Rou), que es una forma deliciosa de preparar la carne de puerco.

Via NommyNomNom

The Gay Genius: Life and Times of Su Dongpo, del escritor Lin Yutang, es una de las mejores biografías que se han hecho del artista, llena de anécdotas raras y del humor siempre presente de este hombre excepcional. Es difícil de conseguir pero vale la pena.

Su Dongpo se desempeñó como oficial en la hermosa ciudad sureña de Hangzhou, y ha sido inmortalizado no sólo en la cocina local, sino que también en la “Calzada de Su”, un bellísimo camino peatonal que cruza el legendario Lago del Oeste:

UNESCO

Además de estos dos homenajes, Hangzhou se quedó con una gran cantidad de historias celebrando el genio y el humor de Su. Una de ellas explica el origen de los famosos Abanicos Pintados de la ciudad: se dice que siendo Su Dongpo magistrado, dos hombres llegaron ante él con una disputa; uno había comprado abanicos del otro, pero al no poderlos vender en varios meses, se habían llenado de manchas de hongos y ahora el acreedor demandaba su pago. El pobre vendedor de abanicos no sabía qué hacer, pues la mercancía estaba arruinada. El maestro Su vio los abanicos manchados, tomó varios de ellos y pidió pincel y tinta. Usando las manchas de hongos como base, empezó a pintar trazos adicionales, convirtiéndolas en paisajes y agregando una breve caligrafía a cada una. Habiendo terminado, dio los abanicos al vendedor y le dijo, “Vende éstos”. Ni qué decir que se vendieron a precio de oro y el hombre pudo pagar su deuda, pero además este episodio inauguró la tradición de decorar artísticamente los abanicos.

TibetTour

Sin embargo mi historia favorita es la de los Bambús Rojos. Su Dongpo, como buen genio, era un rebelde y un inconforme, y seguido ensayaba acercamientos poco ortodoxos y muy creativos al arte y a la vida pública, como en el cuento anterior. Esto no siempre era bien aceptado, siendo la sociedad china muy estricta en el tema de seguir las tradiciones establecidas.

Sucedió que un día, Su Dongpo hizo una pintura típica de unos bambús, con sus troncos delgados y sus hojas afiladas. La técnica no tenía mucho de particular, pero había usado pintura ¡ROJA! para pintarlos.  Esto era algo totalmente sin precedente, pues la pintura china usa siempre tinta negra para el bambú, y si acaso hay color, es para detalles de flores ó animales.

Un crítico, escandalizado, le dijo, “¿Cuándo se ha visto jamás un bambú rojo?” Su Dongpo, de buen humor, contestó, “¿Cuándo se ha visto jamás un bambú negro?”



VIDEO DEL DÍA


Érase una vez… el Hombre” era una caricatura educativa francesa de la que ya había hablado antes. La serie fue tan exitosa que se hicieron varios ‘spin-offs’ con temas especiales, como  “Érase una vez… el Cuerpo Humano”. Aquí hay un ejemplo, con la digestión:




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